TURISME I CRISI COVID-19, UNA SEGONA OPORTUNITAT?

 
Que conseguir el famoso turismo de calidad pasaba por racionalizar el sector es algo que hacía tiempo que algunos de los que nos dedicamos a esto desde hace años, ya vemos. Que la cantidad de turistas recibidos en un destino, en nuestro caso Barcelona, ​​no podía crecer y crecer año tras año sin tener consecuencias negativas, también era algo obvia. Lo que nadie imaginaba era que todo quedaría paralizado de una manera tan drástica.
Que conseguir el famoso turismo de calidad pasaba por racionalizar el sector es algo que hacía tiempo que algunos de los que nos dedicamos a esto desde hace años, ya vemos. Que la cantidad de turistas recibidos en un destino, en nuestro caso Barcelona, ​​no podía crecer y crecer año tras año sin tener consecuencias negativas, también era algo obvia. Lo que nadie imaginaba era que todo quedaría paralizado de una manera tan drástica.
Sin embargo, una situación tanto dramática como la actual, quizás nos acabe sirviendo para que aquel turismo salvaje que nos devoraba, hasta marzo, comience a cambiar.
Somos muchos los guías que ya hace tiempo apostamos por más calidad y menos cantidad. Muchos, los que compartíamos el malestar de los vecinos de zonas turísticas de la ciudad, diciendo que no era lógico ni razonable que los grupos de 40 o 50 personas se movieran por la ciudad siguiendo un único guía, que para poder ser oído por todos, había de usar un altavoz. Que no era seguro tener los callejones estrechos del Barrio Góticos colapsats por grupos gigantes, escuchando las explicaciones de un guía e impidiendo el tránsito del resto de peatones. O las plazas más abiertas, llenas de gente esperando el inicio de un free-tour de aquellos que, si no hay un mínimo de participantes esperan a tenerlo, porque si no hay suficiente gente, tal vez la propina recogida al final no será suficiente golosa.
 
Pero ahora todo eso ha cambiado. Los hoteles empiezan a plantearse un certificado "Covidien free" que garantice la seguridad de sus clientes y de sus trabajadores. Y quizás ahora es el momento de que las ciudades turísticas también lo hagan. ¿Cómo? Muy fácil. Regulando. Regulando los flujos de personas. Evitando aglomeraciones. Intentando mejorar lo que el boom turístico de los últimos años ha estropeado. Sin una ley municipal que impide a un tour operador organizar una visita para más de 20 o 25 personas, el tour operador no lo hará; porque cuantas más personas forman el grupo, más ganará. Sin una ley municipal que obligue a usar radioguías en un recorrido peatonal por sus calles, es difícil que se utilicen. Su coste incrementa el precio del producto. O aún más, reduce el beneficio por medio. Si cualquiera que llegue a una ciudad puede comprarse un paraguas y ponerse a explicar a cambio de una propina, este cualquier querrá hacerlo para cuantos más, mejor. Porque a más gente, más propina. Y además, neta de impuestos.
 
En el año 2016 nació la Aguicat, la Asociación de Guías de Turismo Habilidades para la Generalidad de Cataluña por un Turismo Responsable y de Calidad. Ante la imposibilidad de conseguir unas leyes que regularan estos y otros aspectos negativos de nuestra profesión, decidimos crear un código de buenas prácticas. Consejos y recomendaciones que algunos de nuestros clientes han empezado a tener en cuenta, pero que no son más que eso, consejos. Consejos que intentan mejorar la calidad de nuestro trabajo, la satisfacción de nuestros clientes y sobre todo, las condiciones de vida de quienes viven en la ciudad. Pero ahora el Covidien-19 lo cambia todo. Porque además aglomeraciones, menos distancia de seguridad. Además aglomeraciones, más ruido y por tanto, más necesidad de alzar la voz para que todo el mundo escuche lo que el guía explica. Pero, ¿qué pasaría si espacios como el Barrio Gótico o el Born tuvieran aforo? Y no hablo de hacer espacios cerrados de pago, no. Hablo de proteger espacios convirtiéndolos en lo que son, Bienes Culturales de Interés Nacional, y por lo tanto de regularlos para garantizar que se visiten de acuerdo con unas condiciones apropiadas para todos. ¿Qué pasaría en el Barrio Gótico si en lugar de un grupo numeroso de 50 personas, sólo pudieran circular grupos de 20 o 25? Al final los visitantes tal vez serían los mismos, pero las aglomeraciones serían más fáciles de evitar. De esta manera tendremos un espacio protegido por la ciudad, pero también por sus visitantes y por los guías turísticos que les acompañaran. Guías profesionales, habilidades, formatos y conscientes de que cuando hablamos durante una visita del pasado, debemos hacerlo respetando el presente y preservando el futuro. Guías con salarios dignos, como profesionales autónomos o como asalariados, pero trabajando dignamente. Por un sueldo o por unos honorarios, no por una propina. Cotizando por lo que ganamos y contribuyendo así también a generar riqueza en nuestras ciudades, y no haciendo crecer más y más la economía sumergida.

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